martes, 17 de abril de 2007

El Precio de la Verdad


Stephen Glass es redactor de plantilla para la prestigiosa revista de actualidad y política The New Republic y articulista para publicaciones como Rolling Stone y Harper's.

A mediados de los 90, sus artículos le convirtieron en uno de los periodistas jóvenes más solicitados de Washington, pero una extraña cadena de acontecimientos detuvo de pronto su trayectoria.
Chuck Lane es el editor que debe contrastar personalmente la existencia real de cada uno de los personajes supuestamente inventados por la firma más carismática de su redacción. En 1998, pocos meses después de ser nombrado director de The New Republic, Charles Lane despidió a Stephen Glass por inventarse un artículo que apareció en la revista con el título "Hack Heaven". Este intrigante artículo describía las andanzas de un pirata informático menor de edad cuyo representante logra un lucrativo negocio extorsionando a una compañía de software que había sido una de las víctimas del pirata. "Hack Heaven" fue el último artículo que llegó a escribir Glass, pero aquella no fue la primera vez que el periodista se había tomado libertades en la forma de retratar la realidad. Finalmente se supo que Glass se inventó la totalidad o parte de los hechos que plasma en 27 de los 41 artículos que escribió para The New Republic.
La película “El precio de la Verdad” refleja fielmente el entramado interno del Periodismo, haciéndonos a la vez reflexionar sobre la credibilidad y la honestidad en la profesión.
Pero el punto de vista desde el que debemos plantarnos esta reflexión no es otro que el del periodismo digital. Este Periodismo redactado en un soporte diferente, más moderno, más adaptado a las nuevas posibilidades de comunicación, ha generado, desde su aparición cierto rechazo por parte tanto de los lectores como de la propia profesión. Los primeros siempre han dudado de la fiabilidad de los contenidos de Internet, bajo la vieja excusa de que “cualquiera puede escribir ahí” . Para los segundos, Internet ha creado quizça un poco de recelo, que ha hecho considerar a los redactores de estos medios como de “seunda clase”.
“El precio de la verdad” pone los puntos sobre las ies. A través de un caso real, -como se puede comprobar que ha habido más como por ejemplo en “The New York Times” o en “Associated Press”- da la vuelta a muchos prejuicios de lectores y periodistas que encasillan a la prensa digital en un sitio que no le corresponde y liberan de todo error a la prensa escrita en papel.
Pero esta visión cada vez está más degrada y es más minoritaria. Actualmente, a través de casos como el de Stephen Glass y por la experiencia diaria, los lectores han podido comprobar como aumenta el prestigio de la los periódicos digitales y cómo no es oro todo lo que reluce en la prensa tradicional.
Y es que los tiempos cambian y los avances van colándose en nuestras vidas. Y, Cómo ha venido pasando a lo largo de la historia, las innovaciones, lo rompedor, tarda en calar en la sociedad, pero finalmente termina sustituyendo a lo anterior. Lo que no termina de quedar claro es si será este el caso de la prensa y las revistas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso darse cuenta de las libertades q se toman algunos periodistas a la hora de inventarse noticias solo para ganar popularidad sin tener en cuenta su etica profesional

Elena dijo...

hola paula.
Gracias por visitar mi blog. Llevas razón, aunque, esperemos que no existan muchos Stephen Glass por el mundo!!
te recomiendo que veas la película si te interesa el tema

Un saludo
Elena